viernes, 27 de octubre de 2017


Psicopatologia de la percepción y la imaginación.



Las Psicopatologias de la percepción e imaginación son temas centrales para la explicación de algunos trastornos mentales. Existen varias teorías dentro de las investigaciones psicológicas para tratar de explicar la percepción e imaginación  que difieren mucho en algunos aspectos.

La percepción no es una copia exactamente de la realidad, sino un proceso constructivo mediante el cual interpretamos los datos sensoriales y este proceso es completamente psicológico.

Un claro ejemplo de esto es la ilusión, dando a entender que la percepción no es objetiva o no está determinada solo por las características físicas del estimulo. No existe percepción en la que no intervengan o hechos subjetivos o la experiencia.

Es un tema de mucha polémica y existen ciertas experiencias mentales anómalas que no serian explicables sin resaltar la existencia de las imágenes mentales y su equivalencia con la percepción.


En este blog se realizara una clasificación de los fenómenos mentales que son explicables desde el proceso perceptivo e imaginativo, para luego describir las características psicopatológicas de estos fenómenos 
Sindrome de Alicia en el  país de las maravillas.
psicopatología de la percepción e imaginacion
Clasificación de los trastornos preceptivos de la imaginación.




Los trastornos de la percepción e imaginación se clasifican en dos grupos, que son: distorsiones y engaños perceptivos.
Las distorsiones se producen cuando un estimulo que existe fuera de nosotros, y que es accesible a los órganos sensoriales, es percibido de un modo distinto al que se esperaría dadas las características formales del propio estimulo. En este caso, la anomalía no reside en los órganos de los sentidos (aunque en determinados casos se da que la distorsión ocurre en trastornos de naturaleza orgánica), sino en que las características físicas del mundo estimular se perciben de forma distorsionada.
En el caso de los engaños perceptivos  se produce una experiencia perceptiva nueva que suele convivir con el resto de las percepciones “normales”. Por lo tanto, la experiencia perceptiva que tiene el  individuo puede estar fundamentada o no en estímulos reales o accesibles a los sentidos, pero en ambos casos, la experiencia perceptiva persiste independientemente de que se halle o no el supuesto estimulo que la produjo. Este grupo de trastornos se ha denominado también como “percepciones falsas”, “aberraciones perceptivas” o “errores perceptivos”.
En conclusión, en los engaños perceptivos el estimulo es simplemente un supuesto en la mayoría de los casos, sin embargo, en las distorsiones los estímulos son un punto de partida necesario aunque no suficiente. Lo común en los engaños y las distorsiones es el hecho de que la persona tiene una experiencia perceptiva.
Dentro de las distorsiones perceptivas están:
-       Hiperestesias versus hipoestesias: anomalías en la percepción de la intensidad.
-       Hiperalgesias versus hipoalgesias: anomalías en la percepción de dolor.
-       Metamorfopsias: anomalías en la percepción del tamaño y/o forma.
-       Dismegalopsias: anomalías en la percepción del tamaño.
-       Dismprfopsias: anomalías en la percepción de la forma.
-       Autometamorfopsias: referidas al propio cuerpo.
-       Anomalías en la integración perceptiva
-       Ilusiones.

Y en los engaños perceptivos están: las alucinaciones, pseudopercepciones o imágenes anómalas.



Distorsiones perceptivas o sensoriales

Las distorsiones perceptivas o sensoriales se pueden dividir en diferentes grupos que son:

    · Anomalías en la percepción  de la  intensidad  de los estímulos: se incluyen las anomalías que se producen en la intensidad con la que solemos percibir los estímulos. Estas anomalías pueden producirse tanto por:

            1.      Hiperestesias (Exceso)
                                   2.      Hipoestesias (Defecto)
                                   3.      Anestesia  (Ausencia) 

Una modalidad especial la constituye la percepción de la intensidad de los estímulos que causan dolor:
1.      Hiperalgesia (Exceso)
2.      Hipoalgesias (Defecto)
3.      Analgesia (la ausencia total de percepción de dolor)

la intensidad con la que percibimos los estímulos, como por ejemplo la luz, depende no sólo del propio estímulo luminoso, sino también de otros muchos factores, tales como el cansancio, la habituación, el nivel o la intensidad estimular previa, o las propias características y estado de nuestros órganos sensoriales, entre otros

La dimensión de percepción de la intensidad de los estímulos, puede varía  como consecuencia de: a) las características del estímulo a percibir; b) el contexto o el momento en que se produce la percepción, y c) el sujeto que percibe (el receptor).

La anomalía puede tener origen neurológico, o guardar relación con una alteración transitoria de los órganos sensoriales, como sucede en ciertos estados tóxicos, o bien puede ser de origen funcional como ocurre en muchos trastornos mentales En este último caso, la alteración sería claramente de naturaleza perceptiva, ya que tanto los receptores neurales como los sensoriales funcionan correctamente o dentro de los límites de la normalidad.
  •  Anomalías en la percepción de la cualidad: van asociadas en muchas ocasiones a las anteriores y hacen referencia sobre todo a las visiones coloreadas, a los cambios en la percepción del color de los objetos y a la mayor o menor nitidez y detalle de las imágenes Por lo general, estas anomalías están provocadas por el uso voluntario o inducido de ciertas drogas, como la mescalina, y/o de medicamentos, como la digital, así como por lesiones de naturaleza neurológica.
  •  Metamorfopsias anomalías en la percepción del tamaño y/o la forma: Se trata de distorsiones en la percepción visual de:

1.      Dismorfopsias (De la forma)
2.      Dismegalopsias (Del tamaño)

Dentro de las dismegalopsias se distinguen las: Dentro de estas últimas se distingue  entre micropsias y macropsias o megalopsias, en las que los objetos reales se perciben, respectivamente, a escala reducida o muy lejanos o a escala aumentada o muy cercanos.

Autometamorfopsias: Es cuando estas distorsiones se refieren al propio cuerpo. En la mayor parte de las ocasiones, las  metamorfopsias se asocian a distorsiones en la percepción de la distancia, por ejemplo, un paciente puede ver sus propios pies mucho más grandes de lo que en realidad son y a una distancia mayor de la normal. 

Todas estas anomalías se presentan en una amplia gama de situaciones: Desde los trastornos neurológicos tales como  la epilepsia o los producidos por lesiones en el lóbulo parietal, o en estados orgánicos agudos hasta como consecuencia de los efectos de determinadas drogas por ejemplo la mescalina.
  •  Anomalías en la integración perceptiva: Se trata de anomalías poco frecuentes, que a veces aparecen en los estados orgánicos y en la esquizofrenia. El paciente parece incapaz de establecer los nexos que habitualmente existen entre dos o más percepciones procedentes de modalidades sensoriales diferentes. Pueden ser de:
1. Escisión perceptiva: el objeto percibido se desintegra en fragmentos o elementos. las escisiones pueden ceñirse sólo a las formas (morfolisis), o a la disociación entre color y forma (metacromías).

2.  Aglutinación: es el  fenómeno opuesto a la escisión. consiste en que las distintas cualidades sensoriales se funden en una única experiencia perceptiva. En este caso, el paciente parece incapaz de distinguir entre diferentes sensaciones.

Una forma especial de integración es la sinestesia:   una asociación anormal de las   sensaciones en la que una sensación se asocia a una imagen que pertenece a un
órgano sensorial diferente.

Un ejemplo sería la audición coloreada, es decir, «ver» colores cuando se escucha música.

  • Anomalías en la estructuración de estímulos ambiguos: La ilusión puede conceptualizarse como una distorsión perceptiva en la medida en que se defina como una «percepción equivocada de un objeto concreto» Esto equivale a admitir que las Ilusiones son perceptos que no se corresponden con las características físicas «objetivas» de un estímulo concreto.
Desde una perspectiva psicológica clásica, las ilusiones son el resultado de la tendencia de las personas a organizar, en un todo significativo, elementos más o menos aislados entre sí o con respecto a un fondo. Un tipo especial de ilusión es:

1.    la pareidolia, en la cual el individuo proporciona una organización y significado a un estímulo ambiguo o poco estructurado: ejemplos de pareidolia son las caras que vemos dibujadas en el perfil de una montaña o en las llamas que surgen de una chimenea. Naturalmente, las pareidolias no son en absoluto patológicas, quizá lo sería la incapacidad para formarlas.


 Según Hamilton (1985), las ilusiones tienen cierta importancia diagnóstica al menos por tres motivos:

  1.  En primer lugar, por su probable asociación con otros signos y síntomas.
  2.  En segundo lugar, porque son indicativas de un estado emocional elevado
  3.  En tercer lugar  porque pueden alertar al clínico acerca de la existencia de una base etiológica para la falta de claridad perceptiva, si es que no están presentes causas obvias de oscuridad ambiental, por ejemplo, o de adormecimiento.

Y por último es  importante recalcar que las ilusiones son el producto de una combinación entre predisposiciones internas o subjetivas (deseos, motivos, expectativas, emociones, cansancio, etc.) y externas (características físicas del estímulo, contexto o fondo en que se produce, etc.). Y en gran medida se pueden concebir como identificaciones y/o interpretaciones nuevas  de estímulos que se hallan presentes y al alcance de los sentidos


jueves, 26 de octubre de 2017

Alucinaciones

Las alucinaciones

Las alucinaciones constituyen, los tras trastornos más característicos de las psicopatologías de la percepción y la imaginación, y uno de los síntomas de trastorno mental por excelencia: el prototipo del loco es el de aquella persona que dice ver o escuchar o sentir cosas que nadie más que él puede experimentar. Sin embargo, pese a su indudable valor diagnóstico, no siempre indican la presencia de un trastorno mental, o dicho en otros términos, su aparición no está reservada «en exclusiva» a personas con trastornos menta les: algunas personas sanas mentalmente pueden experimentarlas en ciertas situaciones, pueden ser provocadas bajo condiciones estimulares especiales y, por último, históricamente han constituido incluso un objeto de deseo para muchas personas de muy diferentes ámbitos culturales.

Las alucinaciones son imágenes intensas y, por tanto, serían más bien un trastorno de la imaginación, ya que lo que sucede es que el sujeto percibe la imagen con tanta intensidad, que cree que ha adquirido un carácter perceptivo. Con otras palabras, la alucinación sería considerada como una representación exteriorizada.     

                     Clasificaciones de las alucinaciones

SEGÚN SU COMPLEJIDAD: Elementales, Complejas.

SEGÚN SUS CONTENIDOS: Auditivas, Visuales, Táctiles o hápticas, Olfativas, Gustativas, Somáticas o viscerales, Cinestésicas o de movimiento, Multimodales o mixtas






                 Tipos de alucinaciones


Alucinaciones gustativas



Alucinaciones táctiles o hápticas
                    


Alucinaciones cinestésicas


Principales trastornos en los que están presentes las alucinaciones



Esquizofrenia     



          
           
    
Trastornos afectivos mayores

Episodio maníaco

Síndrome orgánico del estado de ánimo




Teorías psicológicas sobre las alucinaciones

Teorías dinámicas
Bajo esta denominación se podrían englobar aquellas posturas que consideran a la alucinación como la representación de deseos inconscientes, luchas, y esperanzas del individuo. En el caso de que su contenido sea desagradable, proporciona igualmente un dolor deseado inconscientemente. Las alucinaciones, tanto en su contenido latente como manifiesto, ofrecen al clínico una importante oportunidad para entender los deseos y conflictos del paciente y pueden ser trabaja das como lo son los sueños, puesto que, al igual que ellos, revelan el universo inconsciente del paciente (Fenichel, 1945).

Teorías de la destilación
Bajo esta denominación, Slade y Bentall (1988) incluyen aquellas teorías que explican el fenómeno alucinatorio como resultado de una «destilación» en la conciencia de la actividad mental que, en condiciones normales, permanecería a nivel preconsciente.


Teorías de las representaciones mentales en imágenes
Los primeros teóricos ya afirmaban que la alucinación era simplemente una imagen mental exagerada. Más recientemente, Mintz y Alpert (1972) argumentaron que el sujeto que alucina se caracterizaría por tener unas imágenes mentales anormalmente vívidas y, por el contrario, una escasa habilidad para distinguir entre lo que es real y lo que es imaginario. En definitiva, desde esta postura se defiende que hay una conexión entre la alucinación y la calidad de las imágenes mentales del individuo

Teorías de la subvocalización
Son aquellas que establecen una relación entre las alucinaciones auditivas y la subvocalización. Se fundamentan en las evidencias de que el habla interiorizada se acompaña la mayor parte de las veces de subvocalizaciones, esto es, de la actividad de los músculos responsables del habla que, en ocasiones, acompaña al pensamiento verbal (Sokolov, 1972). Autores como Gould (1950) o Green y Preston (1981), entre otros, han puesto de manifiesto que las alucinaciones auditivas se acompañan de subvocalizaciones.


 

miércoles, 25 de octubre de 2017


Resultado de imagen para alucinacion psicologia



 Teorías de las representaciones mentales en imágenes.


 Los primeros teóricos ya afirmaban que la alucinación era simplemente una imagen mental exagerada. Más recientemente, Mintz y Alpert (1972) argumentaron que el sujeto que alucina se caracterizaría por tener unas imágenes mentales anormalmente vívidas y, por el contrario, una escasa habilidad para distinguir entre lo que es real y lo que es imaginario. En definitiva, desde esta postura se defiende que hay una conexión entre la alucinación y la calidad de las imágenes mentales del individuo. Horowitz (1975), el principal defensor de esta perspectiva, propone que las alucinaciones son imágenes mentales que el sujeto atribuye equivocadamente a fuentes externas. 

Para este autor las experiencias alucinatorias serían el punto final de varios determinantes en el sistema de procesamiento que llevan a que un sujeto considere, erróneamente, que una imagen de origen interno es una percepción externa. Por tanto, y como ya comentamos en el apartado dedicado al concepto de alucinación, según Horowitz las alucinaciones serían experiencias mentales que: 

1) se dan en forma de imágenes

 2) derivan de fuentes internas de información

 3) se evalúan incorrectamente como si surgieran de fuentes externas.

 4) normalmente aparecen como intrusiones en el proceso perceptivo.


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 Partiendo de la afirmación de Bruner (1964) de que el pensamiento es una combinación equilibrada de representaciones de naturaleza léxica, imaginativa o enactiva, lo que Horowitz postula es que en los sujetos que tienen predisposición a alucinar se produce un desequilibrio entre esos sistemas en favor del sistema de las imágenes, desequilibrio que tiene su origen bien en factores psicoló gicos, bien en fisiológicos.

 Las alucinaciones a veces son muy difíciles de percibir por el propio sujeto que alucina, mientras que los sujetos normales pueden experimentar imágenes mentales muy vívidas y, pese a todo, no las consideran como reales, es decir, como producidas por estímulos provenientes del exterior. 


Resultado de imagen para alucinaciones

 Teorías de la subvocalización

Son aquellas que establecen una relación entre las alucinaciones auditivas y la subvocalización. Se fundamentan en las evidencias de que el habla interiorizada se acompaña la mayor parte de las veces de subvocalizaciones, esto es, de la actividad de los músculos responsables del habla que, en ocasiones, acompaña al pensamiento verbal (Sokolov, 1972). 
Autores como Gould (1950) o Green y Preston (1981), entre otros, han puesto de manifiesto que las alucinaciones auditivas se acompañan de subvocalizaciones. Por su parte, Johnson (1979) propuso que las alucinaciones se deberían a un daño en el mecanismo neurológico que toma parte en el habla interiorizada. Parte de la evidencia para este planteamiento la ofrecen estudios como el de Bahzin, Wasserman y Tonkongii (1975), quienes constataron la presencia de umbrales anormalmente altos en el oído derecho de pacientes esquizofrénicos con alucinaciones auditivas. En esta misma línea, existen datos que ratifican que los pacientes con alucinaciones tienen un umbral más alto sólo para los tonos de breve duración, en comparación con los sujetos sin alucinaciones (Babkoff , Sutton, Zubin y HarEvan, 1980). En síntesis, este tipo de datos apoya la idea deque puede haber anomalías en las áreas de procesamiento del habla del hemisferio izquierdo en las personas con alucinaciones. Hoff man.

La teoría de Slade y Benfall: el déficit en la habilidad meta-cognitiva de discriminación de la realidad:

Resultado de imagen para alucinaciones

 Pese a las diferencias que existen entre las diversas teorías, todas tienen en común un mismo supuesto: en la alucinación el individuo atribuye erróneamente sus experiencias internas a fuentes de información externas. Sin embargo, Bentall (1990a,b) tiene razón al argumentar que ninguna de esas posturas es capaz de explicar por qué, en circunstancias normales, la mayor parte de la gente puede distinguir perfectamente entre hechos imaginados y reales. En un intento por dar respuesta a esta pregunta, Slade y Bentall (1988) han propuesto que las alucinaciones se producen a causa de una deficiencia en la capacidad para distinguir cuándo un hecho es real y cuándo es producto de su imaginación: según la propia expresión de los autores, las alucinaciones están causadas por deficiencias en la habilidad metacognitiva de evaluación y/o discriminación de la realidad.

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5 Factores determinantes que favorecen la aparición de la alucinación:





  •  Arousal inducido por estrés

Un incremento en el nivel de arousal, producido a su vez por factores estresantes, puede conducir a diversas alteraciones y, en el caso del tema que nos ocupa, hay evidencia experimental de que el inicio de las alucinaciones se asocia con un aumento en el nivel basal de arousal (Slade, 1976a; Tarrier, 1987). 

  •  Factores predisponentes:
Papel que tienen las diferencias individuales en la vulnerabilidad a la experiencia alucinatoria. Tal es el caso de la presencia de déficit intelectuales, concretamente respecto a habilidades lingüísticas para describir sus propias experiencias mentales, en los sujetos con alucinaciones (Heilbrun y Blum, 1984), o la mayor capacidad de sugestión en los sujetos que alucinan en com pa ra ción con los que no lo hacen (Mintz y Alpert, 1972),

  • Estimulación ambiental :
Hay ciertos tipos de estimulación externa que tienen un efecto inhibidor sobre la experiencia consciente de la alucinación.

  •  El papel del refuerzo:
 Algunos estudios de casos indican que algunos pacientes experimentan una reducción de ansiedad después de la alucinación (Slade, 1972, 1973), mientras que otros informan de una mayor perturbación (Tarrier, 1987). Es decir, puede que tanto la reducción como el incremento de la ansiedad tengan como consecuencia un efecto de persistencia de las alucinaciones.

  •  Expectativas
La información que recibimos no es inmune a nuestras expectativas y creencias. Este hecho puede considerarse como una forma especial de predisposición perceptiva: del mismo modo que las expectativas de una persona le inclinan a «ver» un estímulo ambiguo con una forma estructurada concreta, las creencias y expectativas demasiado concretas le llevarán a experimentar un estímulo ambiguo como real o, por el contrario, como imaginario.


PSEUDOPERCEPCIONES O IMÁGENES ANÓMALAS


Según Mayor y Moñivas (1992), «es preciso distinguir entre las representaciones que tienen su fuente en estímulos o acontecimientos exteriores (perceptos) y las que, aunque muy similares a los anteriores, se originan sin la presencia de tales estímulos exteriores (imágenes)». Desde esta perspectiva, las pseudopercepciones son anomalías mentales que pueden concebirse como imágenes, esto es, como procesos mentales similares a los perceptivos que, o bien se producen en ausencia de estímulos concretos para activarlos o desencadenarlos, o bien se mantienen y/o se activan a pesar de que el estímulo que los produjo ya no se encuentre activamente presente. En nuestra opinión, ambas características diferencian estos fenómenos de las ilusiones.

1.     Imágenes hipnopómpicas e hipnagógicas
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Se trata de imágenes que aparecen en estados de semiconsciencia, entre la vigilia y el sueño. En sentido estricto, el término imagen hipnagógica se reserva para los fenómenos que acompañan al adormecimiento, mientras que el término imagen hipnopómpica designa a las imágenes que aparecen al despertar. Tanto las unas como las otras se caracterizan por su autonomía, es decir, que aparecen y se transforman sin control alguno por parte del individuo. Suelen ser vívidas y realistas, aunque su contenido puede carecer de significado para el sujeto. Se pueden dar en todas las modalidades sensoriales, aunque las más frecuentes son las auditivas y las visuales.

1.     Imágenes alucinoides

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 Como en el caso anterior se producen en ausencia de estímulos concretos que las activen. Se caracterizan porque son subjetivas y autónomas, a la vez que poseen un claro carácter de imagen y plasticidad. Se dan en el «espacio negro de los ojos cerrados» (fenómeno de Müller o imágenes de la fiebre) o en el espacio físico externo, a causa de intoxicaciones o uso de drogas (fantasiopsias). También se pueden dar en la modalidad auditiva. El individuo no les otorga juicio de realidad, es decir, sabe que son productos de su mente y, en este sentido, se diferencian de las experiencias alucinatorias.


3.     Imágenes mnémicas


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Se trata de imágenes de nuestros recuerdos que pueden presentarse de un modo transformado. De hecho, a veces la persona las puede recombinar o variar en función de sus deseos, lo que una vez más muestra la plasticidad de las imágenes mentales. Si no se mantienen voluntariamente, comienzan a desvanecerse hasta su desaparición. Su naturaleza es eminentemente subjetiva y son experimentadas con poca nitidez y viveza.
Las imágenes eidéticas: constituyen un tipo muy especial de imagen mnémica y podrían considerarse como una especie de «recordar sensorial». Consisten en representaciones exactas de impresiones sensoriales (normalmente visuales y auditivas) que quedan como «fijadas» en la mente de la persona. Pueden provocarse voluntariamente, o bien irrumpir en la consciencia de un modo involuntario.

4.     Imágenes consecutivas o postimágenes
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 Se dan como consecuencia de un exceso de estimulación sensorial inmediatamente anterior a la experiencia, y por tanto se diferencian del eidetismo en que en éste la representación puede ser evocada perfectamente al cabo del tiempo, mientras que las postimágenes perduran solamente unos segundos.

5.     Imágenes parásitas
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Se diferencian de las mnémicas por su autonomía, y de las consecutivas por su subjetividad. Pero al igual que ellas, son consecuentes a, o se producen como consecuencia de, un estímulo concreto que ya no se halla presente cuando se produce la imagen, lo que las diferencia de las ilusiones, como antes comentamos. Estas imágenes se denominan parásitas porque «aparecen» cuando el individuo no fija su atención en ellas y, por el contrario, desaparecen cuando se concentra en la experiencia. Suelen aparecer en estados de cansancio o fatiga extremos.


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